Dicen los navegantes que al morir no hay nada más que la mar en el silencio del regreso, que tan solo tornan los amantes que merecen enardecer la pasión que les arrebató la parca.
(de ellos dependen los versos de la subsistencia)
Espera descalza,
luna verde del mañana,
que más allá
de la nada
está el todo.
Queda más lejano
el ahora que el infinito.
Calavera de polvo
agasajado clavel.
Ineludible silencio como preludio de lo ya empezado, calma amante, sólo calma…
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