EYACULACIONES

La media naranja
ilumina la noche,
atrapada, con ternura
entre las aspas del olivo,
alrededor, todo es calma:
un mar de piedras
a nuestras espaldas,
una vereda a medio abrir
de pecado y saliva efímera.

Los amantes son,
en potencia,
velo de mimbre y pasión
mojados por el levante,
soterrados por coníferas
azules y plata
que son la senda del morir.

Agasaja tu rostro
mi alma tardía,
rezuma
el pecado venial
de la inocencia.

Son tus ojos
horizonte venidero
de paisajes sosegados
donde los álamos
son testigos de mis penas.

Lloro e imploro
esta vida liviana,
que nos atrapa
por un instante
en el devenir del silencio.