Linaje
de mar y sal,
piel blanca
de espuma
y brea,
de barcos,
rocas
y brisa,
en las playas
de mi Altea.
Recógete el pelo
para que nada
se interponga
en el horizonte.
Haz bruñir
tu luna menguante
de carmín,
tus luceros atezados
tras la calma
de la vereda,
reposa la vida,
el tiempo
que te espera
entre la aritmética
de las caracolas.
Sigues siendo la niña
de sonrisa incansable
Vendrán días:
de gloria,
veniales,
sublimes
y allí estarás tú
mujer guerrera.
Es la libertad
quien te reclama.
Alzate y observa
el camino de álamos
y quietud
llevan tu nombre.
Laurel de tierra arada
de fuegos y lustros
que ya agasajan
tu níveo rostro.
0 Comments:
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio