Que de nada sirvan
mis palabras
mas que para conciliar
un sueño,
para llegar
a un acuerdo
de pie izquierdo,
para acallar
los llantos
de mi almohada.
Que de nada sirva
la concatenación
de varios
aciertos
un día cualquiera
porque fueron versos
de costumbres, tragidas
y manías
desligando así la soga
de lo pactado
en la rutina,
de autoexiliarme
en el rincón
de la autarquía.
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