EYACULACIONES

De nuevo frente al cuadro, cara a cara, sin ruidos, sin sonido, y sin ser capaz

de trazar una pincelada firme y soberbia. No se pintar, ¡ya no se pintar!,

perdí todo (que ya era poco) con el paso del tiempo, tumbado en la cama llorando como un desgraciado

y viendolo pasar sin poder hacer nada cual cobarde filoso burgués en otros tiempos .

Siento la necesidad imperiosa de terminar con todo esto, algo tan vulgar y trivial

que ninguna persona en su sano juicio lo entendería como un motivo de depresión y enfermedad.

No puedo ver a nadie, ¡no quiero verlos!, me avergüenza mi figura cabizbaja y penosa

que día a día se siente más hundida en la miseria.

Todos estos años de búsqueda no han servido para nada, es tal la pesadez

que me cuesta mantener los ojos abiertos para ver la realidad.

Es tal el miedo que no me atrevo a girarme para ver el estúpido cuadro.