A este duro silencio me encomiendo
con misericordia y sin despedidas
por el amor que siento decrescendo
como las estrellas de Perseidas
Sé que después de ti vendrá la nada,
sólo queda aceptar tu decisión
y aunque me duela, una vez acatada
terminaré firmando la abdicación.
Reflejo de experiencias del pasado:
las mismos hechos, los mismos errores;
vuelve el tormento, el sonido y el trueno.
Mi final estaba escrito y sellado,
arderán mis venas de sangre y horrores
pues siempre tuve en ellas queroseno.
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