La tortura
es besar
los labios
de la noche furtiva
con enredadera noctámbula
y quedar prendado
de un aroma
ajeno, con sabor a muerte.
La tortura
es sincerarse
con uno mismo
diciéndose
verdades a la cara
aunque duelan.
La tortura
es intentar resurgir
sin fuerzas
de una depresión
sin intereses
que hiela los mohosos
huesos de mi esqueleto.
La tortura
es escribir
por escribir
sin llegar
a decir nada.
0 Comments:
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio