A todos nos aguarda
la guadaña,
todos somos iguales ante su impugnable
sentencia,
podemos engañarnos con livianos placebos,
pero de igual forma
caeremos.
Esta noche es el preludio
de dicho juicio,
el silencio y la soledad
como abogados de oficio
con traje de luto
y sonrisa inefable,
no puedo hacer más,
lo he intentado todo
y nada es suficiente,
decidme donde tengo que firmar
para no tener que alargar más
este sufrimiento que contagia
a quien no lo merece;
lo intenté una vez
pero no hasta el final,
quizás he aprendido a ser valiente
y ahora el pacto no tenga marcha atrás;
aunque duela
por experiencia, el dolor se puede paliar,
el fin
sólo es principio
y sin mi
todo sea más sencillo
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